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miércoles, 29 de octubre de 2025

Yo soy la lluvia



Soy la lluvia y me gusta

en las aceras, en el abrigo

en la nube, al caer sobre

luces de neón,

en las cabelleras;

después, perderme

en las insondables profundidades

de tus ojos.


En el deleite de escurrirse en la piel,

al otro lado del semáforo,

antes del verde

después del verde…

antes de cualquier color,

entre los pasos apurados

de la gente.


Salpicar alegremente…

descorrer los limpiabrisas, 

superar su velocidad

hacia el vacío indemne.


Pisar.


Los ojos siguen allí, 

en la lluvia, una niña,

el semáforo, la acera, 

la indemnización de las formas,

los vacíos, y un verde cualquiera.


La velocidad hace que todo

se vea distinto, incluso

bajo la lluvia.


Yo soy la lluvia y me gusta 

la niebla al amanecer, la aurora 

que le precede,  desde la noche

sedienta de lluvia.




Beatriz Osornio Morales.


sábado, 11 de octubre de 2025

Voces en la tormenta



Él no conocía tu voz.

No sabía cuando traía tormentas

y caudales que arrasaban la casa,

los cuadros de las paredes

a veces son derribados con todo y

sus notas de compra.


No sabía cuando tu voz sonaba triste

o se rompía, o quizá sí, en el fondo

algo encendía la alarma.


Qué más da si llueve cantaros,

tú estás bajo un enorme paraguas,

y a veces las voces se pierden en la lluvia,

son arrastradas a las alcantarillas

como ratas muertas.


El no conoció nunca tu voz.

Descanse en paz.



Beatriz Osornio Morales. Imagen de Pinterest.

jueves, 13 de marzo de 2025

Desde la orilla de mi casa

Llame al rededor del medio día

desde la orilla de mi casa

donde maduran las palabras.

 

Contestaste sabiendo que era yo

la que estaba al otro lado del teléfono

te alegraste apresuradamente.

 

Cuando dijiste que estabas 

en medio de algo

sentí un tirón de cable eléctrico

apachurrandome la voz

como si ésta fuera la corriente contenida

en los cables 

o una frecuencia modulada

que se interrumpe momentáneamente. 

 

Al aclararse las ondas invisibles

seguías allí

irrefutable en el tumulto de tu risa

de fondo se oía ladrar un perro

persiguiendo a un niño en bicicleta.

 

No supe cómo expresar la felicidad

así que reí.

 




Beatriz Osornio Morales. Imagen de la red.