No queda ya nostalgia entre las horas,
de esta edad, sólo quedan
manos agitadas por el recuerdo de la tierra.
Ni en mi carne florecida quedan raíces
ni semen de palabras en mi boca.
Preguntas cómo sobrevivo…
Por el sudor que nos conjugaba
de amantes
puros, agua miel deseo,
trepidar febril
de labios deshojados,
abrazo desnudo
y
desnudo verbo que fuimos,
es un escándalo,
una sonrisa tu gemido.
Se nos partió la semilla en otro beso,
echa nuevas raíces, algún día frondas,
hoy manjar de
entreabierto muslo, página en blanco.
Mientras tanto,
transitamos con el corazón entre labios
esta alegría inoportuna,
sin tristeza en la piel, sin dolor…
en mis ojos la
memoria
de los tuyos, nos ignora, y
sabes que sin memoria
no hay olvido.
Beatriz Osornio Morales.