Navego en la grieta, esta vez no entra ni un hilo de luz;
lo único que hay es una fría oscuridad
y la humedad colándose en la porosidad del espacio.
Dudo de mi propia existencia.
Aquí no existe la roca ni la tierra;
solo la grieta me atrapa con múltiples tentáculos.
Quiero sentir el viento, respirar para no existir aquí.
El calor sofocante es una mentira
recostada junto a ti, pero tú tampoco eres real;
acaso un nombre perdido, como el nombre de Jorge,
extraviado en mi desde hace tiempo, desde hace frío.
Tengo miedo, no, no tengo miedo; tengo
una sonrisa blanca en el cabello, no dejo de sonreír.
Tengo hambre, tengo peces y licor de durazno.
Tengo túneles en el sol y agua de la noria.
Pero he vuelto a caer en lo que soy aquí,
la reina de las sombras, en la grieta.
No quiero ser esto, quiero ver la luz,
abdicar mi reinado, y ser más que un destello
resplandeciendo en la oscuridad.
Beatriz Osornio Morales, imagen de la red