I
Un hombre escarba las
cenizas de su pasado
pensando que es posible encontrar brasas de poesía,
allí donde a menudo sólo
la mano
monstruosa del olvido
se halla.
La escasa luz que a escondidas calienta el pecho,
al contacto anuncia fuego,
y algo que el hombre no
logra recordar del todo,
es una chispa muy
pequeña, un ámbar
la pata de un insecto muerto,
palabra que se resiste a morir quizá,
y dejar a la humanidad sin ensueños;
Semejante ardor
encendería un cigarrillo
una bomba en la
oscuridad,
puede ser esa palabra
también
la que encienda los
versos del mal sueño.
No todo fuego arde en
poesía.
Beatriz Osornio Morales