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domingo, 30 de diciembre de 2012

Cuando sopla el viento





El Corazón no sabe cuando sopla el viento<
se lo pregunta a los ojos ¿sopla el viento?
estos responden que las hojas se mueven,
hay un remolino en la parcela
y otras hojas ruedan en la calle.

Se lo pregunta al oído, el cual responde
que hay una música jugando
entre los portales de la plaza, y robando
el canto de los pájaros al nido.

Se lo pregunta a la piel ¿sopla el viento?
la respuesta es que, afuera hace frío
y un humo gris, cálido encubre la ciudad entera.
El corazón sabe cuando sopla el viento.


Texto e imagen: Beatriz Osornio Morales 

lunes, 3 de diciembre de 2012


EL HUECO DE UN DIA


 "La eternidad por fin comienza un lunes/ y el día siguiente apenas tiene nombre/ y el otro es el oscuro, el abolido"   fragmento -Eliseo Diego-


Nombrar  este día  parece pueril,  y a la vez su-real, sobre todo si está cargado de salidas imprevistas y giros repentinos. Así es como recuerdo lo que realmente soy, aunque a ratos, la única realidad es el deseo de  que ya se acabe el día. Es lunes.

Los días como hoy, en los que no se logra tomar control de lo que se hace, conciencia en mano,  siente uno que algo siniestro puede ocurrir.  
Un torrente de tiempo oculto infringe en nuestros movimientos haciéndolos torpes; 
y a la hora de servir el café, en lugar de  poner el azúcar en la taza se vacía la cucharada en la cafetera, 
o mientras se cortan las verduras para la ensalada, ponemos las peladuras en la ensaladera, en lugar de desecharlas.  
Caer a la cuenta de los errores empuja a un estado de alerta. Se está alerta por todo  y por nada. 
Pero cualquier estrella fugaz en el pensamiento,  distrae el recipiente en la mano, éste resbala al piso queda hecho trizas. 
Así se han roto lozas completas, marcado raspaduras en la cocina, olvidado regresar  los lácteos a la heladera,  quemado cervezas, en larvado carnes, y quizá también por distracción se han servido pociones malignas a personas equivocadas.  
¿Qué haría si hoy fuera mi último día? no dejar  que mañana fuese demasiado tarde, cabe el quizá sin embargo.

Tengo una sed tremenda y mi vaso está vacío. Lo llene de lluvia  hace un mes pero se ha evaporado. Tarde o temprano la lluvia vuelve a ser lluvia y la sed, sed.

En el hueco de un día pueden caber muchas cosas, en sus veinticuatro horas, las horas en la oficina, noticias inesperadas (no logro salir del shock que me dejo la noticia de que un muchacho estudiante de neurociencias, James Holmes se llama, asesinó a más de diez personas en un cine durante una película de Batman, sin contar que los heridos rebasaron el medio centenar) noticias que nunca llegaron (la impresión de “insomnio” está terminada) sonrisas, lágrimas, buenos días, hasta luego, nos vemos, llegar, no llegar, irse, regresar, irse a escondidas, intentar comunicarnos con seres queridos, mandar correos,  reenvíos de PowerPoint, mandarlos a cuantas más personas podamos de nuestra lista de contactos; sucede fumar hasta el hartazgo, el sin sabor de los resultados políticos, fax recibidos, lista de pendientes, cambiar el calendario en un día también cabe, recibir telefonemas, y todo en el hueco de un día que tarde o temprano anochece.

Si el día fuese un estómago, vomitaría.

Beatriz Osornio Morales.