VIII
Un canto de colibrí
entre los muertos.
Escaleras abajo
el sabor a dos bocas.
Tu risa cuando no es mía
duele de aquí a
no recuerde.
Descender.
Tocar con pared,
encontrarse una vez más
minutos arriba, escalar y
topar.
Descender inútilmente, hasta
que se agote el tiempo,
descomponga el reloj
de las rodillas, y minuto a
minuto
arremetido, dar tres pasos más.
Atrás, por fortuna y
felicidad
ya hemos cruzado
el agujero negro de tu pelo.
Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.
10 comentarios:
El túnel de los ciegos en tus versos.
Un abrazo,
Rafael
Asombroso, pese a que el asombro ciega.
Sé feliz :)
Conocí a un ciego que parecía ser un sol, pero era solo un reflejo, y además cegaba. No nos volvimos a ver.
En cambio, tu poema, busca la luz hasta en un agujero negro.
Buen fin de semana
Descensos y ascensos, vértigos, lunas de papel que se van mutilando.
Besos.
Emocionante poema. Por fin los pasos de ciego consiguieron su objetivo. Saludos.
...descomponga el reloj de las rodillas... mientras tanto aún siguen su camino.
Impresionante mi querida Beatriz,te dejo un fuerte abrazo.
Buen domingo!
es un poema de una enorme sensualidad. Buenos versos
besos
preciosos versos a tu entrada
te deseo feliz semana con cariño
Marina
Bella letras..
Un abrazo y gracias por su comento.
Que los pasos ayuden
Un abrazo
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