Él no conocía tu voz.
No sabía cuando traía tormentas
y caudales que arrasaban la casa,
los cuadros de las paredes
a veces son derribados con todo y
sus notas de compra.
No sabía cuando tu voz sonaba triste
o se rompía, o quizá sí, en el fondo
algo encendía la alarma.
Qué más da si llueve cantaros,
tú estás bajo un enorme paraguas,
y a veces las voces se pierden en la lluvia,
son arrastradas a las alcantarillas
como ratas muertas.
El no conoció nunca tu voz.
Descanse en paz.
Beatriz Osornio Morales. Imagen de Pinterest.
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