Amigos

domingo, 22 de octubre de 2023

Al final del día



Lo más triste es que ya no siento 

nostalgia por ti.

Ni hay a donde ir 

en busca de refugio,

cuando el día es intenso y quiero sentir.


Acudo al lugar al que fuimos solo una vez,

sin saber casi nada, cosa de tontos;

yo tenía los brazos de molusco

y tu mujer me confió a tu hija.


Al final del día ya no se confiaba 

de nosotros, juntos.


Quizá fue un presagio

que tuviste que aclararle o desvíar del camino,

como hice yo con mi soledad

para hacerla nuestra amiga.


La cara de tu mamá tampoco era la de siempre,

nos vio a ti y a mi

echarnos a rodar en un saco vacío,

donde nadie más estaba presente.


Soy feliz de quererte así,

con este amor, donde ni la distancia está cerca.

Somos el fuego interno del árbol,

la lenta muerte…en


Alguna vez quisimos ser más…

Tú arrancabas las sombras de mis ojos, y yo

plantaba palabras en tu tierra.


Los demás no saben lo que éramos.

Ya no somos lo mismo, ni la lluvia es la misma

andando entre los coches,

aquellos vehículos vienen en sentido contrario.


Tu recuerdo es un anciano solo, con los años,

contar el tiempo sigue estando de moda…

ahora que por fin estamos perdidos

al final del día, yo no tengo a donde ir 

más que esta gran ciudad de bares, jardines  

y humo;  las nuevas reglas del juego.






Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.

sábado, 9 de julio de 2022

Caracoles de mar


 


Hay veces que el mar

Tú, me toma de la mano

y anda conmigo

por el boulevard y las avenidas,

entra en cada estación 

del metro,

aplaude al ciego

de la canción ciega,

pone una donación en su lata

sin etiqueta,

oye el ciego el sonido

caer de la moneda,

e intenta una sonrisa

al aire,

tú aprietas mi mano.


Hay veces que el mar

tú, me pone a dormir

con la ventana abierta

mirando la telaraña

del cielo,

se sienta a mi lado

y trenza en la cabellera

una brisa larga,

dice que la luz es buena

y yo le creo,

siempre he creído en el mar

de los misterios.


Hay veces que el mar,

tú, sale huyendo invisible

no comprendo,

solo deja una esencia de sal,

y una concha vacía

que me pongo al oído,

canta el mar del caracol,

me siento mar 

adentro,

del boulevard y las avenidas,

mar de sueños,

mar de ciegos

y cantos, 

sé que has vuelto.


Hay veces que el mar,

Tú, me toma de la mano,

y besa del hombro desnudo

hacia el ombligo,

el sur, el grito.


Hay veces

que tú dentro de mí...

somos el mar.


Beatriz Osornio Morales. Imagen de la  red

jueves, 12 de julio de 2018

Por Primera Vez


Imagen relacionada

Quiero hablar de la conciencia de tu cuerpo;
lengua desconocida para el mundo,
dentro o fuera, por su naturaleza...darle
un momento y
sucumbir ante el estertor de la primera vez,

ir màs allà, màs alto, rodear la cadera
al sureste de tu aroma,
màs…dentro
por primera vez.

Su lìnea en la memoria, un balbuceo
y la piel de tu nombre  
es lava incandescente,
esculpida
por el volcàn de mi boca.

Recuerdo que el eterno sin sentido es la duda,
recuerdo que ni es eterno ni es sin sentido,
el infierno se acaba
con la muerte que posee
un seguro en la solapa del abrigo,
impostor.

La distancia se dobla en el espacio
al sentir el calor de tu cuello en
mis labios, un milèsimo incendio
cierne el suelo bajo mis pies,
el tiempo se detiene aquí.

Andar juntos en el boulevard
ser voces por primera vez, lengua
temblor, trueno silencioso que
se sabe luz enmedio de la noche;
el oscuro secreto del agua,  
su forma sin tiempo
..y la carne del cielo en un beso
por primera vez.



Beatriz Osornio Morales, imagen de la red

domingo, 27 de mayo de 2018

Sombras Largas





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Se alargan las sombras en mi vaso de agua,
no es otoño
y es un día extenso despuntando
claridad en la memoria,
un medio día donde
prolifera el musgo del verano,
hay sombras por doquier.
Yo bebo
las luces  que se miden
en el vaso, el agua es dulce
y corrosiva.
Y mi sombra también se alarga.



Beatriz Osornio Morales

domingo, 29 de abril de 2018

A veces el Insomnio se Parece a ti







Los ojos continùan vinièndose abajo
un dìa van a terminar en el pecho
quizà entonces
pueda hacer frente a las emociones ahogadas
en esta oscuridad

El cuerpo es un derrumbe
con todo y llanto con todo y sexo
la noche que bailamos abrazados
tambièn se derrumbò

A veces el insomnio se parece a ti
me tiende su hombro para llorar
pero yo solo puedo mirar hacia ningùn lugar
y hablar sin tapujos como los resentidos
que lloren los  maricas

Llorè cuando ya no hubò ojos
para mirar ni ojos con què mirar
Llorè sin temor de arrasar el maquillaje

Un dìa llorarè hasta sin ojos
y llorarè por los ojos nuevamente
llorarè por las veces que no he llorado
y quizà era necesario
el insomnio se parece a ti

esta vez sonrìe al reconocer
que ya no le queda llanto
solo un intento
en la plataforma de clavados
de la cual no puede saltar por innaniciòn

Se queda parado allì
inmòvil
sin poder tampoco volver atràs
energìa potencial en la madrugada
sin resortes
sin sueño

Es terrible quedarse sin ojos
y con làgrimas que lloran al ser nombrados
pero ellos
los otros nunca lo sabràn

ellos duermen.

Beatriz Osornio Morales, imagen de Paola Reghenzi

domingo, 14 de enero de 2018

SOL VERDADERO



Volteo hacia adentro
y reconozco la poesìa
que es un poco parecida a ti
(algo divino) y a la esquizofrenia del amor.


No te sorprendas si escuchas voces
de la nada
¿Acaso no tiene mi dulce voz? ¿la nada?
a esto hemos llegado


Ayer a la hora del cafè
descubrì el escondite de tus ojos
y no sabes cuanta nostalgia sentì
cuàn càlidos me miraron


Al darse cuenta del extravìo
que formula cada dìa
recurrieron al puente
què locura
dices
hay puentes que separan


como el salto de esta lìnea que
estalla                    se rompe y
se une  en las  palabras


y sin embargo
es el mismo rìo que lleva a ti
como todos los caminos
que conducen a Roma


A veces
cuando miro hacia adentro
solo hay oscuridad
tu voz no tiene cara
es un sol negro tu voz


poderoso e inmenso
sol sin cielo
ni vacìo
sol inexistente
dentro de mi
verdadero.


Beatriz Osornio Morales, imagen de la red Renè Magritte

miércoles, 15 de febrero de 2017

Gallinita Ciega


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El viento no ve, juega
a llevarse los momentos diáfanos, eternos
suceptibles esbozos de la vida.

Tropieza el viento
gallinita ciega sin benda,
trastabillea en la cabellera
de las niñas.

De allí
a un mundo más claro;
los altos balcones del ensueño
donde el viento
se para en sí mismo,
abraza su centro
y las llamas del movimiento
se prenden en mi hoja.


Beatriz Osornio Morales, imagen de la red.