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lunes, 18 de noviembre de 2013

TRANSGRESION


 
















Soplan en cada objeto
algunos instantes,
que no son más que trastornos
de un dios oculto
               dentro del hombre,
hacedor de muecas
de habladurías mortíferas.

Nadie es inmortal,
a menos que aprenda
a derramare en otro
como en un recipiente.

Puede ser efímera una piel virgen,
hasta que nadie sepa del viento
sino por un suspiro.
Hasta que todo corresponda
en los oasis
que se dispersan goteantes,
en el aljibe nocturno,
una calle secreta
levante la voz y declare
a favor de los que fornican
a escondidas, por miedo
no al sol
ni a los muros,
miedo a la descomposición

de mariposas internas.


Beatriz Osornio Morales, Imagen tomada de la red.